If we keep doing what we're doing, we're going to keep getting what we're getting.
Stephen Covey

14.3.11

La fuerza que otorga la adversidad

A los dos días de llegar a la ciudad de Fukuoka en Japón en el año 1996 y donde viví durante tres años, todos los integrantes del grupo de treinta y cinco personas que proveníamos de los cinco continentes, fuimos trasladados al Centro de Prevención de de Desastres en el Destacamento de Bomberos más importante de esa ciudad de más de un millón de habitantes. Durante una tarde entera experimentamos las más variadas vivencias y capacitaciones en primeros auxilios, pasamos por un simulador de terremotos de la mayor escala (que me permiten saber qué es lo que enfrentaron), otro de extinción de un incendio y finalmente nos tuvimos que tirar por unos tubos como si fuéramos evacuados de un edificio de cinco pisos. Nos dieron charlas y nos llevamos material impreso para continuar aprendiendo en casa.

Cuando se vive allí es normal estar frente al televisor y ver un mensaje de alerta por algún terremoto o tifón que azota a alguna parte del país.

En lo personal me tocó experimentarlo en dos ocasiones: una, estando en mi cuarto mirando televisión y otra en un viaje en un tren urbano. El primer caso fue en soledad. Es una sensación rara, de estar experimentando algo nuevo y lo primero que vino a mi mente no fue miedo, sino recordar aquella tarde con los bombreros. Tuve la sensación de estar preparado. Pero en tanto lo recordé, ya habían pasado los casi quince segundos que duró y todo volvió a la normalidad.

En el segundo caso fue una experiencia colectiva en un vagón en la que pude apreciar la paciencia, el silencio y la predisposición para pasar ese momento de la manera más tranquila posible. A través de un parlante el conductor avisó que frenábamos por estar experimentando un terremoto y una vez que finalizó continuamos.

Algo de esto es lo que se pudo apreciar luego del movimiento del viernes. Gente que no desespera, que se prepara y dispone a sobrellevar esos segundos que duró. De inmediato aparecen personas con trajes especiales de acuerdo a normas de seguridad sean oficiales públicos o voluntarios, se siguen los protocolos y procedimientos y como se ve en videos en el mismo momento de la tragedia ya había técnicos tomando datos para evaluaciones.

Se ve gente con frazadas del mismo color, signo de que fueron entregadas masivamente por algún rescatista, sobran cascos. Es evidente que estaba planificado.

Esta tragedia no ocurre en todo Japón. Es sólo una parte de la costa este sobre el Océano Pacífico aunque repercutió en muchas partes del país.

Todo Japón sí, esperaba esta catástrofe y todo el país estaba preparado para esto. Sabían que a alguno le tocaría. Dicen que es el terremoto más grande que se conoce pero que no es el que aún esperan. Y la reacción calma es evidencia de esa preparación. La sociedad, sin grandilocuencia, manifiesta que es lo peor que han pasado.Los oficiales y voluntarios trabajan con parsimonia y sin nerviosismo. No hay sobreactuación ni desesperación de los rescatistas. Nadie grita ni culpa a nadie. No se ven hay cadáveres esparcidos ni hombres o niños mutilados. No se ve sangre, aunque todos intuimos que sobra.

Es una manera sobria de enfrentar y sobrellevar el dolor. Desconozco si es sabiduría ancestral, costumbre por la frecuencia de estos hechos o características propias de su cultura oriental. El único dato objetivo con el que contamos es que estaban preparados para sobrellevar esta tragedia natural de la mejor manera en todo el país.

Japón, con sus 127 millones de habitantes que ocupan 377.000 Km2 (apenas algo más de la superficie de la provincia de Buenos Aires), en febrero dejó de ser la segunda economía del mundo al ser superada por China (con 1.300 millones de habitantes en 9,6 millones de Km2). En ese diminuto territorio se las ingeniaron para convivir y construir una de las naciones más prósperas del mundo. Concentra el 7 % del Producto Bruto Mundial (para referencia, el de Argentina es de 0,005 %) y un ingreso per cápita de U$S 35.000 (Argentina, U$S 14.000 y China, U$S 5900).

Cuenta con un estado fuerte, eficiente y benefactor al tiempo que convive con un capitalismo de empresas innovadoras, con calidad y con un fuerte compromiso con sus empleados que les permite asumir desafíos y emprendimientos interesantes y divertidos que evitan caer en simplismos ideológicos y sectarismos encarnizados.

Siento un profundo dolor por lo que les toca padecer por el amor y admiración que tengo por ellos. Quizás sea por las distancias que nos separan, por las diferencias y los contrastes, por su antigüedad y nuestra juventud. Pero tengo el alivio de que cuentan con los medios materiales y espirituales para sobrellevarlo.

No por ser el tercer país del mundo. Sino por lo contrario. Es por ser como son, que han alcanzado ese estatus.

*Luis María Lafosse es Secretario de Cultura, Educación y Turismo de la ciudad de Azul y vivió en Japón en los años 1996-1999 en la ciudad de Fukuoka becado por el Ministerio de Educación de ese país. (www.luislafosse.blogspot.com)